CALLES PELIGROSAS 1964

Las calles sufrían para mediados de la década de un problema apremiante producto del aumento del parque automotor de los habitantes.

Calles peligrosas

Las calles sufrían para mediados de la década de un problema apremiante producto del aumento del parque automotor de los habitantes. Choques con heridos se podían ver casi todos los días y los medios periodísticos de la época lo resaltaban como algo nunca visto en esa tranquila capital. La adecuación de las ordenanzas y los controles a la nueva época fueron necesarios para que las calles pudieran ser más seguras. Desde el 11 de noviembre de 1963 comenzó a regir el nuevo método de estacionamiento y también de control sobre el tránsito. Desde entonces, los vehículos en infracción serían remolcados al corralón de la comuna y se aplicarían multas. Además se ordenaba el estacionamiento en la zona céntrica: los lunes, miércoles y viernes se podía dejar los rodados en las calles de este a oeste y los martes, jueves y sábado de norte a sur. Los domingos no había restricciones.

El 18 de junio de 1965, el Concejo Deliberante aprobó la ordenanza que determinó la mano única del tránsito de automotores para las calles Moreno, Garibaldi, Oliver, Urquiza, Cervantes, Centeno y Ayala. A mediados de septiembre del mismo año cambió el recorrido de las calles 9 de Julio-Yrigoyen, Quintana-Lagos y Sarmiento-Mansilla en sentido contrario al que lo hacían desde ese momento.

Los accidentes de tránsito iban en aumento. El 22 de julio del ’65 la comuna tuvo que solicitar la colaboración de la policía para vigilar a los conductores menores de edad. Una semana antes había fallecido una mujer atropellada por la camioneta que tuvo gran repercusión y que llevó a la prensa a manifestar su preocupación.

Los controles también se comenzaron a reforzar sobre los comercios. La nómina de inspecciones se informaban a través de los diarios con nombre y apellido de cada propietario y la condición en la que se encontraba el negocio. También en mayo del ’65 la comuna anunció que se iba a publicar la nómina de morosos de impuestos.

La capital de la provincia era ya una ciudad. Grupos de “nuevaoleros” de moda recorrían los clubes los fines de semana en una vida nocturna cada vez más agitada para la época y hasta los diarios advertían sobre los cabarets en las afueras de la zona urbana y la conveniencia de que fueran visibles o no.

Norbeto Asquini – Luciano Peralta

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