OLIVER DIJO QUE NO HUBO FRAUDE 1906

Nada dice el acta del Concejo, ni el diario La Capital de la época, si hubo aplausos en la sala para el dictamen del procurador Castro.

Oliver dijo que no hubo fraude

Nada dice el acta del Concejo, ni el diario La Capital de la época, si hubo aplausos en la sala para el dictamen del procurador Castro. Por más que su protesta en favor de la regeneración política merecía el cálido aplauso de quienes encarecían las libertades públicas.

Acto seguido se transcribe el dictamen del doctor Oliver aconsejando la aprobación del acto eleccionario por considerar que no se violaron las normas legales en vigor. Su análisis de los hechos – puede estudiarse el acta respectiva – es menos meduloso que, el efec­tuado por el concejal Castro. En unos de los pasajes del informe donde trata de desvirtuar las protestas del fiscal Rogers, el doctor Oliver llega a afirmar que: “a las 2,20 horas los señores fiscales de uno de los Comités se retiran del atrio protestando porque habían dejado votar por dos veces a los electores con los números indicados habían votado dos veces”. Y luego enfatiza: “El que hayan habido algunos votos falsos (9) no es motivo para que se abandone la elección…)

Juez y parte, don Tomás

Puestos a votación los dos dictámenes, votaron por la anulación de las elecciones, POR FRAUDE ELECTORAL, los concejales Castro y Galarretta; y por la aprobación los concejales Oliver y Di Liscia. Imaginemos rostros y voces de los presentes en momento tan especial. Fraude o no fraude. Mercaderes o regeneradores de la política. Cuál la salida.

La decisión para don Tomás que como presi­dente del Consejo debe desempatar. Es juez y parte, puesto que él encabezaba una de las listas de la elección. La decisión no se hizo esperar y no sabemos si el Si de don Tomás fue nupcial o de tribuno. Pero votó por la aprobación de las elecciones, quedando así electos concejales el propio don Tomás, Raimundo Burgos y Alfredo Forchieri; y para el Juzgado de Paz Justo Gallino y Sixto Oharriz. Constituido el nuevo Concejo, otra vez el bastón de mando fue para Masón.

Fraude o no Fraude

Este incidente en nuestro pueblo no era común, pero sí forma parte de un contexto general. Es la metodología electoralista del régimen de engaño político impuesto en todo el país por el conservadorismo. La alternativa para quienes como ciudadanos reprueban toda alteración fraudulenta de la voluntad popular, ha sido siempre la misma. La lucha tenaz, a veces casi suicida; en pos de un ideal que beneficie a los más, no a los menos; pero que en la contienda electoral, que debe ser limpia, se respeten las mayorías populares. Claro, que para posibilitar el respeto hay que consultarlas. Siempre ha sido difícil a los republicanos luchar por la vigencia de los principios democráticos de expresión soberana, igualdad, libertades públicas, reparto equitativo de la riqueza.

Pero el hombre político jugado en la arena electoral, no siempre ha sobrevivido en una lucha desigual. Y lo malo es que se lo fustiga porque ser político implica no ya sacrificios personales, sino abandono de la familia y descuido de los menesteres que dan riquezas materiales. Así, muchos se vuelven aún buenos, a sus hogares. Protestan y desertan. Pronuncian frases como las que Alejandro Korn en su novela: “Juan Pérez” pone en boca de uno de sus personajes:”.

“El pueblo soberano, armado del sufragio universal, base sobre la cual descansa el ma­jestuoso edificio de nuestras instituciones democráticas: de esa fuente fluyen los eternos principios de libertad, de la igualdad y de la fraternidad”.

“Pero, agrega, Korn: LO DECÍA DESDE SU CASA: AL ATRIO (lugar tradicional donde se realizaban las elecciones) no concurría, proba­blemente por asco frente a la imposición ofi­cial”. (p. 109 edit. Claridad) O por miedo, cansancio o flojedad cívica…

Ni vencidos ni vencedores

Pocos días después de la asunción de los nuevos concejales, vencedores en fragorosa y discutida lid, se organizó un banquete en agasajo a los consagrados en los comicios, y a los que dejaban sus bancas, Castro y Galarreta. La Comisión de homenaje estaba integrada por los comerciantes Pedro Yarza, Juan P. Torroba, Ventura Abal y José Safigueroa. El banquete se hizo en el hotel “Apolo” (esq. de San Martín y Gil). La cabecera la ocupó el caudillo don Tomás Masón, te­niendo a su lado al Juez Letrado Dr. Baltasar Beltrán y al secretario de la Gobernación Dr. Lámela, a su frente a los electores Burgos y Forchieri y los vencidos Castro y Galarreta. Retornaba así la paz, y los temores del concejal Castro de que sobrevinieran hechos lamentables entre los dos bandos, naufragaron en las copas de champán que todos juntos levantaron: “ni vencidos ni vencedores”, que esa era la frase del alambicado léxico político de los roquistas. Para la época esta conver­gencia entre vencedores y vencidos parece que fue saludable. Si hubo delito que concurran a la Justicia

En el año 1 908 el Concejo Municipal quedó sin quórum pues habían renunciado, sin que haya quedado constancia en acta de las causales, los munícipales Oliver, Forchieri y Burgos. Además, Di Liscia concluía ese año su mandato. La Gobernación designó a los vecinos Felipe Yaraza, al abogado Marcos Molas y a don Santiago Oníz como conceja­les comisionados, para que juntos con Masón y Di Liscia administrara la comuna, con la obligación de convocar a elecciones en forma inmediata.

La convocatoria se formulo para el domingo 21 de junio. Ese día la comisión electoral (Juan P. Torroba, Antonio Nogueira, José Cerrezuela, Juan Fons Artigas, Vicente Branca y Eudoro Turdera) no se constituyó en mayoría en el atrio de la iglesia, y el acto electoral fracasó. Dicha comisión fue dejada cesante, se integró una nueva (José Safigueroa, Luis Badia, Ricardo Encinas Ortíz, Manuel Aguirre, Ambrosio Sansinanea y José Sad) que debían controlar el comicio el día 1 2 de julio.

¿Otra vez Fraude

Para las elecciones hicieron sus aprestos previos los dos bandos, conocidos, el oficialista o “Comité de Comercio”, y los opositores de Rogers. El acto resultó volcánico, con acusaciones de fraude. Los “Del Comercio” resultaron triunfantes con su lista encabezada por el jefe de la estación del ferrocarril don Bernardo T. Iribas junto a Antonio Gallino; F. Guillermo Espeche y Francisco Abeijón y para Juez de Paz suplente don Luis Martín. Los vencidos fueron Onofre Rey, Meliton Rojas, Del Busto y Rogers. Estos, por intermedio de los fiscales Rey, Rojas y Hermenegildo Arroyo, impugnaron el acto comicial, y la única constancia que ha sido posible consultar, el acta del Concejo, recoge únicamente el tratamiento dado a la protesta. La impugnación fue recha­zada luego que el concejal comisionado Dr. Molas pronunciara la lapidaria frase: “que si hubo delito… que vaya a la Justicia”. Tan grande poder de síntesis bastó a los Municipales para desbaratar a los opositores.

Extraído del Libro del Centenario

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