Recordatorio del natalicio de Evita

La concejal Viviana Rodríguez recordó en el recinto del Honorable Concejo Deliberante a Eva Duarte de Perón

El pasado 7 de mayo se cumplió un nuevo aniversario del nacimiento de Eva Duarte de Perón, ocurrido en la localidad bonaerense de Los Toldos.
Desde el Bloque Comunidad Organizada queremos recordar esta fecha conmemorativa del natalicio de una de las personas más importantes del siglo XX para la Argentina. Llamada también la abanderada de los humildes, Evita se ganó un lugar en la historia argentina por su personalidad fuerte y su compromiso social.
Eva Duarte -Evita- dedicó gran parte de su vida pública a concretar la justicia social, la comunicación con el pueblo en sendos discursos y fue la gran impulsora del voto femenino, obtenido por decreto presidencial el 27 de septiembre de 1947.
María Eva Duarte, como se llamaba al principio, Eva Perón, como se la conoció en sus últimos años; Evita, como el pueblo la bautizó, fue una figura que rompió todos los precedentes históricos y definió una modalidad política nunca vista hasta entonces.
Se sentía asfixiada por el ambiente pueblerino y entonces, con tan solo 15 años, decide mudarse a Buenos Aires, buscando convertirse en una actriz. Sola, sin recursos ni educación, se enfrenta con un mundo hostil y duro, cuyas reglas desconoce. Pero triunfa: llega a ser actriz de cierto renombre, pese a la falta de mayores talentos teatrales, y a encabezar un programa de radio muy escuchado.
Pero su destino era otro. En enero de 1944, Eva Duarte conoce al coronel Juan Domingo Perón en un festival que la comunidad artística realizaba en beneficio de las víctimas de un terremoto que había destruido la ciudad de San Juan pocos días antes.
En el mes siguiente ya vivían juntos y dos años más tarde regularizan la relación, contrayendo matrimonio en una ceremonia íntima y que no trasciende al público.
En su rol de primera dama, Eva Perón desarrolló un trabajo intenso, tanto en el aspecto político como social.
En el aspecto social su trabajo se desarrolló en la Fundación Eva Perón, mantenida por contribuciones de empresarios y por donaciones que los trabajadores hacían cuando tenían una mejora en sus sueldos. Creó hospitales, hogares para ancianos y madres solteras, dos policlínicos, escuelas, una Ciudad Infantil. Durante las fiestas distribuía sidra y pan dulce, socorría a los necesitados y organizaba torneos deportivos infantiles y juveniles.
El otro bastión y tal vez eje principal de su popularidad fue constituido en torno a los sindicalistas y a su facilidad y carisma para conectarse con las masas trabajadoras, a quienes ella llamaba sus descamisados.
Eva Perón falleció el 26 de julio de 1952, aun muy joven, por ocasión de una leucemia. El dolor popular no la abandonó en un velatorio que duró 14 días, y a partir de entonces no la abandonaría jamás.
En su libro La razón de mi vida refería:
Cuando elegí ser Evita sé que elegí el camino de mi pueblo. Ahora, a cuatro años de aquella elección, me resulta fácil demostrar que efectivamente fue así.
Nadie sino el pueblo me llama Evita. Solamente aprendieron a llamarme así los descamisados. Los hombres de gobierno, los dirigentes políticos, los embajadores, los hombres de empresa, profesionales, intelectuales, etc., que me visitan suelen llamarme Señora; y algunos incluso me dicen públicamente Excelentísima o Dignísima Señora y aún, a veces, Señora Presidenta. Ellos no ven en mí más que a Eva Perón.
Los descamisados, en cambio, no me conocen sino como Evita […] Ahora si me preguntasen qué prefiero, mi respuesta no tardaría en salir de mí: me gusta más mi nombre de pueblo. Cuando un pibe me nombra Evita me siento madre de todos los pibes y de todos los débiles y humildes de mi tierra. Cuando un obrero me llama Evita me siento con gusto compañera de todos los hombres…
Para concluir, no puedo dejar de destacar en estos días mi admiración personal hacia quien fue declarada Jefa Espiritual de la Nación por el Congreso de la Nación pocos días antes de su muerte, el 7 de mayo, cuando ella cumplía 33 años. Este es un título honorífico que sólo ella ha recibido en toda la historia institucional argentina.
Adorada y a la vez odiada por millones de argentinos, pero lo que jamás provocó fue la indiferencia.
Como expresa la canción que la cantautora Patricia Sosa escribió para Evita:
Te pueden amar, te pueden odiar,
te pueden llevar en el alma.
Se puede contar una historia irreal,
pero olvidarte no podrán.

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