Treinta años de Democracia
Reflexión del concejal Félix Villatoro

En la sesión del jueves 31 de octubre el concejal Félix Villatoro (Frepam), en conmemoración de los 30 años de Democracia, expuso en sentidas palabras el derrotero de la militancia y la recuperación de la democracia, además de homenajear al ex presidente Raúl Alfonsín.
En ocasión de inaugurar el busto de Raúl Alfonsín en la Galería de los Presidentes en la Casa Rosada y en su presencia la Presidenta Dra. Cristina Fernández de Kirchner expresó: “Como Presidente, lo quiera o no usted, es el símbolo de la recuperación de la democracia en la República Argentina”.
No puedo, Sr. Presidente, sino hacerme eco de esas palabras y en este homenaje a la democracia incluye al Dr. Raúl Alfonsín.
Recuerdo ese año 83 cuando la dictadura se ve forzada a abrir el proceso electoral obligado por la presión popular que clamaba por libertad, justicia y trabajo junto con la derrota militar en Malvinas. El desafío de las fuerzas políticas era la de romper el circuito perverso que signaba la historia argentina del siglo XX desde el treinta, cuando los gobiernos constitucionales eran erosionadas por diferentes grupos de poder que le proporcionaban argumentos y condiciones a las Fuerzas Armadas para interrumpir el ciclo constitucional. Luego de cada golpe cívico militar surgía una dictadura que lejos de superar los problemas que pretendían solucionar, los profundizaban y desataban sobre la población una represión cada vez más cruenta.
Luego de la convocatoria a elecciones los partidos políticos comienzan a reorganizase después de siete años de proscripción y se desarrollan los procesos internos para la elección de candidatos. La participación ciudadana es inicialmente escasa, temerosa todavía de las consecuencias que podrían sufrir luego de tantos años de prohibición y represión a la actividad política. En el otoño del 83 Alfonsín realiza el primer acto en Santa Rosa como precandidato a Presidente por la Unión Cívica Radical, la convocatoria es escasa, un grupo de afiliados nos juntamos en la esquina de Pellegrini y 9 de Julio, tan poco éramos que podíamos refugiarnos de la llovizna debajo de los aleros de los negocios de la esquina. Parado sobre un carro Fama nos instó a recorrer cada barrio, cada pueblo de la provincia, como él lo hacía en el país, llevando la propuesta esperanzadora de recuperar la Democracia.
La campaña fue larga pero no agotadora, cada vez se sumaba más gente, sobre todo jóvenes sin experiencia electoral y con ellos aumentaba el entusiasmo y la alegría. Los antiguos militantes daban instrucción acelerada a los más nuevos que rápidamente se volcaron a las calles y aprendieron a timbrear repartiendo boletas, pintar paredones y pegar afiches para difundir la propuesta. La recorrida por los pueblos nos permitía compartir con los viejos radicales la emoción de recuperar los históricos principios partidarios y los viejos comités reabrieron sus puertas y se llenaron de música y banderas. Las jornadas eran largas pero no había cansancio, la lucha nos daba energía.
Ya como candidato retornó primero a Anguil y luego a la esquina del Hotel Comercio que desbordaba de gente y entusiasmo y donde escuchamos aquel discurso memorable donde convocaba a los argentinos, sin distinción de banderías políticas a marchar juntos, invitando a las distintas fuerzas políticas que se inspiraran en sus próceres y así recordaba a los ilustres del radicalismo, Alem, Irigoyen, Illia; del peronismo, Perón y Evita; del Socialismo, Palacios y Juan B. Justo. En esta evocación planteaba el fin de las antinomias que signaron la historia política e institucional de nuestra patria.
Con autoridad moral -fue cofundador de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y como abogado defensor de presos políticos, sin distinción de banderías- planteaba la caducidad de la ley de autoamnistía que la dictadura militar había promulgado para defenderse de crímenes de lesa humanidad cometidos durante el proceso. Mientras Luder, candidato del PJ, planteaba la imposibilidad legal de hacerlo,
Alfonsín prometía investigar las atrocidades. Al asumir su mandato, entre las medidas que toma es la de constituir una comisión investigadora integrada por diferentes fuerzas políticas y personalidades de la época y aunque el Justicialismo se niega a integrarla se constituye la CONADEP que produce la investigación más exhaustiva y desgarradora sobre los crímenes de la dictadura y es sintetizada en el NUNCA MÁS y se prueba la acción sistemática e intencional en la desaparición de personas y la apropiación ilegal de menores. Este informe es el sustento material para condenar a las Juntas Militares, hecho inédito en la historia universal ya que por primera vez se juzgó en la justicia ordinaria a los responsables de crímenes de lesa humanidad. Esto lo hace en un momento que estaba intacto el poder represivo de las Fuerzas Armadas lo que se demostraría después con los diversos levantamientos militares.
En ese discurso reivindica a las mujeres y denuncia el estado de inferioridad y desigualdad que sufren y anuncia la que sería luego la ley de patria potestad compartida y que daría inicio a una serie de normas y acciones reivindicatorias del género femenino.
Somos la vida, somos la paz, cantaban los jóvenes radicales. Alfonsín fue de los pocos políticos que estuvo en contra de la invasión a Malvinas, mientras dirigentes de diferentes partidos políticos la calificaron de “gesta patriótica” y acompañaron a Galtieri a visitar las islas, el líder radical la calificó como una aventura destinada a apuntalar al declinante gobierno militar. En su discurso se juramentó a abandonar todo intento beligerante y a reencausar las relaciones con los países vecinos siempre objeto de las hipótesis de conflicto de las FFAA, baste recordar el enfrentamiento con Chile que hubiese terminado en guerra de no mediar la intervención papal.
En el día de hoy celebramos los treinta años ininterrumpidos de democracia. La democracia no se trasmite genéticamente, es una construcción colectiva y cotidiana que requiere de un esfuerzo permanente de todos los colectivos sociales. Las pujas de los diversos intereses son propios de toda la sociedad, la forma de resolver esos conflictos definen la democracia, no es con imposiciones de mayorías -que son siempre circunstanciales-, ni descalificando al que piensa distinto las maneras de superar las diferencias. Decía Alfonsín en ese homenaje en la Casa Rosada: “la intolerancia, la violencia, el maniqueismo, la compartimentación de la sociedad, la indisponibilidad para el diálogo, han sido maneras de ser y de pensar que echaron raíces y constituyen todavía hoy una de las principales rémoras y déficit”.
Es nuestra responsabilidad como representantes del pueblo que nos ha votado profundizar los logros de estos treinta años, respetando la diversidad, desterrar la intolerancia, la violencia y profundizar el diálogo para lograr los consensos necesarios para mejorar la vida del conjunto pero sobre todo de los más desposeídos, lograr la justicia social y el ejercicio pleno de la ciudadanía.
La jornada del 30 de octubre fue larga, la inexperiencia de las autoridades de mesa y la falta de información la prolongaban, el escrutinio se hacía interminable. La tensión, muy fuerte, por un lado, los militares seguían en el poder y el miedo seguía latente y por otro, la incertidumbre del resultado, la mayoría de los pronósticos daban seguro ganador a Luder, recién en la semana previa algunos pocos analistas preveían un posible empate. Los primeros cómputos marcaron la tendencia de lo que sería una avalancha de votos. Alfonsín logró más del 51% de los votos emitidos. El Comité estalló de emoción y alegría, las lágrimas y la risa se confundieron en interminables abrazos. Había comenzado la esperanza de un nuevo tiempo.
Quiero terminar este homenaje con esa oración laica que me enseñaran mis maestras de primaria y que emocionado coreaba hace treinta años cuando nos invitaba a marchar juntos: “para constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino”.